11 May 2018

María Guijarro

 

La generación de contenidos y el posicionamiento de los mismos en el gran ente que es internet es algo que ya no pasa desapercibido para casi ninguna empresa. Pero en muchas ocasiones surge la incógnita de cómo crear esas informaciones para que tengan un valor especial dentro del gran maremágnum de información online.

Las nuevas tecnologías, las redes sociales y en gran medida las plataformas audiovisuales sumadas a la trasformación de los hábitos de consumo de las personas ha hecho que desde hace un tiempo a esta parte se hayan creado nuevas formas o nuevos modelos comunicativos. Uno de ellos, que está calando bastante en la actualidad, y en el que nos vamos a centrar en este post es el denominado TRANSMEDIA.

Este concepto, acuñado por Henry Jenkins y posteriormente desarrollado por Carlos Scolari se centra sobre todo en el empleo de formatos, lenguajes y medios de comunicación complementarios entre sí para transmitir una “misma historia”. Pero esto que aparentemente puede resultar sencillo, encierra un nivel de complejidad bastante alto. No debemos incurrir en el error de adaptar tan solo el contenido a los distintos canales, sino que requiere de una implicación mayor en el proceso, pues cada contenido dependerá de la participación del receptor, elemento esencial en este tipo de comunicación.

En la actualidad, las personas han dejado de ser pasivas a la hora de consumir contenidos. Ahora deciden qué, cómo y cuándo ver o leer algo y encima ofrecer su opinión al respecto. Basándose en esa nueva forma de consumidor ha aparecido lo transmedia. Y es por eso que en este sentido, el desarrollador de este tipo de comunicación Scolari advierte de que para desarrollar una estrategia de transmedia es necesario tener claro dos cosas: la participación de la gente y los distintos canales multimedia por donde van a ser difundidos nuestros mensajes.

Todo esto implica crear y redactar una historia independiente siguiendo los patrones narrativos que cada soporte tiene asociados: redes sociales, blog, spot, videojuego, película… Y por otro lado, se hace necesario configurar un sistema de referencias que permita al público ampliar la información y completar la “historia” que le ofrecemos. Es decir, quien se adentre dentro del mundo transmedia debe tener claro que con casi toda seguridad le va a ser imposible controlar todo el proceso creativo. Aunque las historias tengan un guion y una estrategia comunicativa por detrás, el crecimiento, la repercusión, y el devenir de la misma dependerá del grado de inmersión que tengan los usuarios en la historia.

Teniendo en cuenta todo esto, y observando la evolución que el mundo comunicativo está teniendo, es inevitable no asumir que en el mundo empresarial los contenidos comunicativos están migrando hacia este concepto transmedia. Sin lugar a dudas, gran parte del éxito de las campañas comunicativas a gran escala de los últimos tiempos ha sido que han sabido emplear a la perfección esta estrategia de engagement. Han logrado que los contenidos generados hayan circulado a la velocidad de la luz entre los usuarios, consiguiendo por tanto más repercusión y alcance que posiblemente con una campaña comercial convencional.

Hoy en día, la premisa que deberían tener todas las empresas a la hora de difundir sus mensajes deberían ser “Si un contenido no se propaga, muere” y esto implica que más que una comunicación o campaña de publicidad masiva tradicional, hay que centrarse sobre todo en una cultura participativa. Y es que el transmedia, más que como una forma de comunicación, se presenta como la alternativa de éxito en un contexto donde la experiencia y nivel de interacción, marcarán la diferencia.

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